Que estemos pasando por una cruenta crisis económica nadie lo duda. La crisis se está llevando por delante no solo derechos sociales, empleos, ilusiones y, quizás, el futuro de algunas jóvenes generaciones. Lo cruel de esta crisis de confianza o de liquidez o de austeridad o de desarrollo (así se la ha denominado) es que, además, es una crisis de principios éticos.
La crisis ética y democrática afecta, transversalmente, a todas las capas sociales y a todas las estructuras institucionales. No hay ninguna que se salve, listarla sería interminable, a modo de ejemplo: La caza real de elefantes, caso Urdangarín, caso Dívar, y familiares (cuñados, esposos, hijos,...) de políticos que encuentran acomodo en empresas públicas, ..., interminable lista que haría sonrojarnos ante cualquier "stress test" democrático.
La crisis ética y democrática también la encontramos en pequeños gestos y actitudes. Un ejemplo de ello ha sido el referendum realizado en la localidad extremeña de Guijo de Galisteo. El Alcalde, socialista, pasó a votación popular el destino de 15000 € -presupuestados para las fiestas del pueblo- o bien para el pago de la suelta de la clásica vaquilla o destinarlos al fomento de empleo y la contratación de desempleados.
La realización del referendum ha cruzado nuestras fronteras y ha tenido eco en la prensa internacional.
Como corolario del desdén ético en el que vivimos han sido los resultados del escrutinio y en el que tuvieron derecho a voto los mayores de 16 años.
Como si estuviéramos en la Roma clásica el pueblo ha optado mayoritariamente por los festejos, por el circo, por los toros.
Salve Crisis: ¡¡¡los que van a morir te saludan!!!!
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